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viernes, 29 de agosto de 2014

El lunes empiezo

El lunes empiezo. ¿Quién no ha dicho esa frase alguna vez? Es una frase cargada de buenas intenciones, de ganas, de energía positiva... Que se suele decir un miércoles o un jueves para seguir con tus malos hábitos unos días más. Para... Despedirte, digamos.
Pero del miércoles (o el jueves) al lunes hay muchos días, el trabajo te deja agotada, el fin de semana lo pasas en la calle y el domingo por la noche las buenas intenciones, las ganas y la energía positiva se han quedado por el camino. Y llega el lunes, te traicionas a ti misma, y sigues con tus malos hábitos y tu rutina de mierda.

El sábado pasado le dije a mi señor marido esa frase. Peor aún, le dije "el día 1 de septiembre (lunes) empiezo".

Mi señor marido me miró escéptico, pero vio en mis ojos una chispa que siempre falta cuando se dice esa frase y que hace que nunca la cumplas: vio que tenía un objetivo, una meta, y que era más fuerte que la pereza, la rutina de mierda y los malos hábitos. Ese objetivo que hace que llegue el lunes y cumplas con tu misión.

Imagino que alguna ya habrá imaginado que mi objetivo es perder peso porque, si bien la dieta Dukan funcionó y pude mantenerme sin problemas, al irse mi señor marido dos meses a los países nórdicos, perdí un poco (mucho) el norte de mi buena rutina y entré en un letargo del que salí con 10 kilos más.  Un desastre. Además el estrés del trabajo y la falta de ejercicio físico no ha ayudado mucho, sinceramente.

Si bien en los dos últimos meses me he puesto las pilas y trato de mover el culo al menos un ratito al día, mis malos hábitos alimenticios han logrado que lo poco que pierdo, lo acabe recuperando al día siguiente y así en un ciclo sin fin.

Así que, sí, me he propuesto bajar hasta los 72kg (meta realista y alcanzable).

Pero mis objetivos van más allá. No sólo quiero perder peso, quiero desintoxicar mi cuerpo (y mi mente) de todo lo que me hace daño y que me tiene sin energía y con la piel mustia. Cambiar por dentro y por fuera.
No se trata sólo de comer bien (sí, me voy a unir a la moda de los batidos verdes que hacen juego con mis gafas de pasta, y a la quinoa ecológica), o de hacer ejercicio (caminar, correr, fortalecer y tonificar espalda, barriga, piernas y brazos). Voy a volver a hacer todas esas cosas que realmente me gustan, que se me dan bien y que por pereza no hago. Una de ellas recuperar mi el control de mi blog y escribir, al menos, una entrada por semana. Aunque sólo sea para escribir lo poco que me gusta la dieta crudivegana y que daría mi alma por un buen plato de patatas fritas con chorizo.

También voy a acabar con un proyecto de traducción de la red social de Inquaris y voy a retomar las historias que tengo pendientes en Wattpad. Voy a volver a echarme potingues y a maquillarme por las mañanas. Voy a ponerme tacones y, en cuanto se vaya el calor, a alisarme el pelo para enamorar aún más a mi señor marido. Y voy a ahorrar para ir a Sudamérica a ver a mi querida hermana, visitar Marrakech e ir un par de semanas de camping por Francia el próximo verano.

En definitiva, voy a salir de mi agujero y a hacer esas cosas simples que tanto bien me hacen y que tanto echo de menos.

Y todo, señores, porque tengo una meta: ser feliz.

Lo dicho, el lunes empiezo. Nos leemos el lunes.

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