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domingo, 3 de noviembre de 2013

And I'm in love with being Queen




¿Alguno de mis lectores me ha seguido por casualidad desde mis comienzos? ¿no? Si nadie lo ha hecho es porque he sabido esconder bastante bien mis huellas. 

¿Que a qué viene esto?

Por si no lo sabíais, yo era una princesa. Tenía un castillo en medio del mar y, como buena princesa rebelde, me escapaba huyendo de mis responsabilidades, de hacerme mayor. Y, en una de esas salidas furtivas, perdí mi Corona.

Perder la Corona fue como perderme a mí misma. Y estuve perdida dando tumbos en tierra de nadie durante años. Y lo peor, es que poca gente se dio cuenta de que era la heredera de un Reino poderoso y mágico, por ello se aprovecharon de mí, se rieron en mi cara y no me creían cuando les decía que si me ayudaban, algún día les compensaría.

En mi odisea por recuperar la Corona me me otorgaría las llaves de mi reino me acompañaron personas que siempre creyeron en mí. Personas que me animaban a seguir adelante y que, incluso, me facilitaban las cosas (las princesas solemos ser bastante torpes cuando se nos deja en la calle...).



Mentiría si dijese que la salvación me vino de la mano de un príncipe. Los príncipes que conocí todos acababan convertidos en rana. Pero sí que conocí a alguien que me dio la mano y con una sonrisa de oreja a oreja me juró que, aunque no tenía nada que ofrecerme, jamás me abandonaría. 




Finalmente, tras muchas pruebas y obstáculos, encontré mi Corona y llegué a mi Reino. Pero mi Reino estaba patas arriba, así que ayudada por mi consorte y fieles amigos, trabajamos duro para convertirlo en un lugar habitable. Y seguimos trabajando duro, porque ya no soy princesa, ahora soy Reina. Y adoro ser Reina.


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Pero a esta Reina tanto trabajar, tantas poco dormir, tanto no parar, le está pasando factura en la piel (y ahora que entra el frío, más aún).

Así que cuando abrí el cajón de los potingues, vi que mi crema de verano de Sannai ya se me queda corta, porque el cambio de temperatura y tantas horas en la oficina me la está matando, así que me fui de compras con mi queridísima hermana y en el stand de Chanel, una crema con olor a rosas me llamaba: el Hydra Beauty gel crème y el Hydra Beauty gel yeux. Estas dos cremas están pensadas para pieles mixtas con tendencia a irritarse. Son hidratantes, no tienen más artificios, pero la verdad es que hoy por hoy no necesito tratar arrugas y para prevenirlas aún me queda concentrado de Sannai... y prometen proporcionar hidratación y luminosidad... ya os contaré.


domingo, 7 de julio de 2013

Si no estás

Mi señor Marido me ha dejado sola en casa por un par de días, así que me he puesto manos a la obra y he pasado el día cocinando y congelando, que el verano es largo y en unos días comienza Ramadán.

Como tenía unos 2kg de carne de ternera picada, la he separado en dos cuencos.

En el primer cuenco he preparado kefta para hamburguesas y albóndigas para un tajine. Para las hamburguesas, he aliñado la carne con comino, sal, perejil, pimentón dulce, pimienta, jengibre y canela. Luego he hecho bolas, las he aplastado dentro de un papel film y directas al congelador.

Para el tajine, primero he hecho un sofrito con cebolla, tomate natural, aceite de oliva y cúrcuma (así coge un color más bonito). Luego le he echado tomate triturado, guisantes y las albóndigas y lo he dejado una hora a fuego lento. Luego todo en un tupper, y al congelador.

Con el resto de la kefta he hecho malah (saladitos). La he aliñado con las mismas especias pero variando las cantidades para darle más sabor picante, le he picado una cebolla y champiñones, le he echado unas gotitas de salsa de soja estilo indonesia y estilo japonesa.

Luego he extendido la masa quebrada (no tenía hojaldre), la he partido en dos, la he rellenado con parte de la carne picada, luego la he pintado con huevo y le he puesto sésamo. La he dividido en trozos de 2cm más o menos y lo he tenido en el horno una hora aproximadamente.

Con otra masa, le he echado tomate frito y la carne picada que me había sobrado. He hecho como un brzo de gitano, lo he dividido en trocitos y otra hora horneando.

Finalmente, con un resto de chorizo halal que me quedaba, he hecho palmeritas rellenas de chorizo. La verdad es que me han quedado un poco deformes, pero de sabor están estupendas.

Aún me queda masa para hacer palmeritas de aceitunas, pero ya estaba un poco cansada y he decidido parar, que mañana ya es lunes y toca volver al lío...

La verdad es que estoy echando mucho de menos a mi Sr. Marido. No estoy acostumbrada a no estar con él y mucho menos a dormir sola (aunque eso de tener la cama toda para mí es un gusto), pero he de reconocer que el día ha sido bastante productivo. Y ahora a prepararme que mañana es lunes y hay que estar al 100%.

domingo, 19 de mayo de 2013

Inspiración y otros sueños

Quién me conoce bien, de verdad, desde el principio de los tiempos, sabe que en mi tierna infancia hay dos momentos que marcaron un antes y un después: el día que aprendí a leer (con a penas 4 añitos recién cumplidos) y el día que aprendí a escribir (que fue, más o menos, a la vez).

Esta habilidad innata para la palabra escrita o leída (y hablada, porque aprendí a hablar antes que a caminar) es la que me ha facilitado el aprendizaje de idiomas durante toda mi vida y hasta hoy (y Chomsky tiene razón, ¡la Gramática Universal existe!). De hecho, si aún no he ido de cabeza al paro como tantísima gente, es gracias a esa habilidad lingüística que no deja de salvarme el culo una y otra vez (bueno, eso y la suerte. Y, por qué no decirlo, porque soy inteligente y buena en mi trabajo. No, no tengo abuela jeje).

Pero no se trata sólo de idiomas, hay algo más que no muchos conocen y que se me da bien. Se me daba bien: escribir historias.

Escribía historias a todas horas en alguno de los cuadernos que me iban regalando para ello. Tuve mi etapa de poetisa, de relatos de fantasía, de cuentos, de terror... incluso alguna historia de misterio y asesinatos (ojo, que esa la escribí con unos 12 años tras una bromita-no-muy-graciosa de un amigo de mis primos).
Luego llegaron las historias de fantasía/amor bien en forma de fanfic, bien origen de mis propias ideas.
Pasaba el día imaginando historias en mi cabeza y luego plasmándolas en papel, a veces incluso se trataban de sueños que había tenido y que seguía recordando al amanecer.
Era tan fácil, tan sencillo, tan parte de mí... soñaba con convertirme en escritora y para ello no hacía más que devorar libros y escribir. De los libros aprendí la corrección, la buena gramática, la puntuación. No creo que haya nadie que haya tenido nunca una colección de "Barco de Vapor" tan extensa como la mía... y no de los libros verdes, no, ¡de los naranjas y de los rojos! ¡y muuucho antes de la edad indicada! (siempre he sido y seré una snob de lo intelectual, es lo que hay).

Pero un día dejé de hacerlo. Dejé de escribir. Las historias seguían en mi cabeza, seguían naciendo, creciendo... y muriendo, por que no era capaz de plasmarlas en el papel. No sé qué pasó, no sé qué cambió, pero un día perdí la inspiración y, a día de hoy, no ha vuelto a mí.

Y por eso siempre tengo un blog entre manos (éste o cualquiera de los que he ido abriendo y cerrando desde que descubrí internet).
Y por eso soy una devoradora compulsiva de libros. Desde que he descubierto la app de Kindle para Android, más. Y en versión original, que suelen ser más baratos, porque no hay bolsillo que aguante mi ritmo de lectura.
Y por eso soy fiel admiradora de Laura Gallego García y de sus maravillosos libros, porque ella ha logrado su sueño. O de Kelly Dreams (¡gracias, oh Amazon, por descubrírmela!) que a fuerza de sudor y trabajo está logrando que pueda vivir de sus creaciones (y que, por cierto, es un sol). También de Nia Belles que escribe con una delicadeza que con un sólo libro ya me ha llegado al corazón y se ha convertido en una de mis favoritas. Ellas son para mí algo muy especial, porque han logrado conseguir algo que yo he dado por perdido. No puedo sentir más que admiración por ellas.

Sé que algún día la inspiración volverá a mí, que cogeré boli y papel (o el ordenador y así me ahorro pasar después a limpio) y que podré quitarme de un plumazo toda esta frustración de querer y no poder. Daré una vez más rienda suelta a mi imaginación y escribiré algo, aunque sólo sea para mí.
Pero mientras ese momento llegue, seguiré leyendo a mis heroínas (y héroes, que también los hay). Seguiré siendo una de sus muchas lectoras en la sombra.


domingo, 17 de febrero de 2013

Dukan

Bueno, una más que se ha unido al Club Dukan.

Todo empezó cuando mi Señor Marido (Sr. M. en adelante) decidió que las Navidades habían pasado factura a su cuerpo de atleta y empezó a interesarse por la dieta del famoso señor Pierre Dukan.

Mi hermana ya la había hecho y, la verdad, es que el resultado había sido espectacular, pero yo tenía una actitud reacia a todo lo que supusiera hacer sacrificios...
Pero, no me preguntéis cómo, acabaron liándome para unirme al club.

La primera fase fue corta y relativamente fácil. Relativamente porque en mi trabajo somos muchos y es raro el día que no hay un cumpleaños, santo, boda, etc. Por lo que siempre hay picoteo y dulces. Huelga decir que los cuatros días de la fase 1 coincidieron varias celebraciones seguidas...
En esta fase perdí casi 3kg... No tiene mucho mérito porque se pierde mucho líquido y porque estaba comiendo tantas porquerías que con dejarlas 4 días perdí peso (ejem).
Mi meta era perder 10kg, al principio fue fácil y en poco más de un mes estaba llegando al objetivo, pero empecé a estancarme y a aburrirme. Pensaba aguantar hasta conseguirlo, pero cogí un virus de garganta bastante fuerte y tuve que empezar a comer fruta para aumentar el aporte de vitamina C, por lo que decidí dejarlo donde estaba y retocarlo después de verano, así que entré en fase 3, que es la fase en la que estoy ahora.

Lo curioso es que en esta fase se supone que tu cuerpo se estabiliza para que, cuando vuelvas a la "normalidad" no haya efecto rebote, por tanto no adelgazas. En mi caso, no sólo he seguido adelgazando logrando mi objetivo, sino que he perdido casi 2kg más.

La verdad es que por cuestión de estética ya no siento que deba seguir perdiendo peso, pero por temas de salud sigo con la idea de retomarlo, como ya tenía planeado, al acabar el verano.

Mis impresiones sobre la dieta... No es demasiado "sana" (aún así he comido mejor de lo que suelo comer), pero es rápida, efectiva, te obliga a andar al menos 20 minutos al día y a beber mucha, mucha agua. Eso sí, al no tomar carbohidratos durante toda la fase 1/2 ni azúcares (ya que la fruta queda prohibida), no aconsejo hacer deporte de tipo aeróbico muy fuerte porque puedes marearte e, incluso, perder el conocimiento.

Yo estoy contenta, me siento más ligera, más ágil, más joven... Puedo volver a ponerme ropa de hace años y vuelvo a entrar en las tallas de Zara.

Sólo un último consejo: recomiendo hacerse un análisis de sangre antes y después de la dieta, porque el consumo excesivo de lácteos y huevos puede producir colesterol (además de todas las consecuencias que tiene para la salud hacer una dieta hiperproteica.